La actriz
Salma Hayek atribuye la frondosidad de su cabellera no a la redecilla que luce en la fotografía, que esa es para ponerse la peluca en el rodaje de su último trabajo, sino a los cuidados de su abuela, que le hacía lociones personalizadas e incluso llegó a raparle la cabeza para que el pelo creciera más fuerte (a pesar de que los dermatólogos afirman que eso no es efectivo).
“Comenzó a trabajar con mi piel cuando cumplí 12 o 13 años. Jamás he usado jabón para lavarme la cara. Ella nos afeitaba la cabeza y ponía huevos y cosas así en el cuero cabelludo; era pegajoso, pero desde luego mi cabello es estupendo”, dice la mexicana. Champú de huevo, que diría Tino Casal.
Fuente: enelbrasero.com
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